Resulta que en los Estados Unidos de América hay muchas personas que están en contra de la cultura amish porque opinan que suponen un atraso y un lastre al progreso en las zonas donde viven.
– No molestan a nadie -piensan algunos-.
– Pero sí que molestan cuando tu coche tiene que ponerse en la carretera detrás de su carro con una mula y armarse de paciencia para ir a su paso hasta un trecho donde adelantar -dicen otros-.
– Pero sí que traen riqueza turística con su cultura peculiar -dirían otros mas-.
Gustos para todos.
Nosotros aquí nos conformamos con, una vez al año, sacar un montón de carretas tiradas por bueyes e ir andando hasta un sitio a 50 o 100km de distancia en “peregrinación”.
Lo peculiar en nuestro caso es que, en plena hora punta, a las 8:30 de la mañana de un día laboral normal, la policía ha cortado varias de las vías más importantes de salida y acceso a la ronda de circunvalación de Sevilla durante 35 minutos seguidos para que estas carretas pudieran hacer su camino.
– Nada de hacerlo a horas que no afecten a la entrada del trabajo.
– Nada de cortar a intervalos y que pasen ahora algunas carretas, ahora algunos coches.
– Nada de obligar a que el camino de peregrinación pase por vías poco transitadas.
Nada, de nada. Aquí, una vez al año tenemos a nuestros particulares amish. Claro que estos ni son pobres, ni castos, ni… en fin.
¿Quien paga los 35 minutos de improducción de las cientos de personas que hoy no trabajaron ese tiempo? Son bastantes euros.
Ah, sí, para el que no lo sepa, hablo de las carretas del Rocío de Sevilla. Faltaría más.
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