Libertad y unión. Ahora y siempre. Una e inseparable. (Daniel Webster: http://en.wikipedia.org/wiki/Daniel_Webster)
No cabe duda de que, si hay algo que tristemente diferencia a los españoles de los americanos, es la unión. La unión como país en todos los sentidos.
Entre los dos países existen muchas diferencias. Diferencias en cuanto al respeto general y a la educación de la personas; sin confundir educación con formación, aunque ni en eso somos mejores pese a fama que ellos tienen. Diferencias en cuanto al pragmatismo en el modo de vida, en cuanto a “las cosas bien hechas”, en cuanto a la economía, en cuanto a la comida.
Muchas diferencias. Pero si hay una que marca a España (y en general a Europa) y que está en la raíz de todas las demás, es el poco sentido de unidad que tenemos.
El poco sentido de unidad, la falta de unión, es lo que hace que no todos nos consideremos igual de buenos y, por tanto, merecedores de los mismos derechos.
Desde el momento en que pensamos que tal o cual persona, o tal o cual región, no están a nuestra altura ¿cómo vamos a pretender tratarlos con el mejor servicio? ¿cómo vamos a pretender tratarlos como a nosotros mismos? Y no hablemos ya de aquellos que se avergüenzan de pertenecer a España o a Europa o de hablar su lengua.
Por supuesto que en Estados Unidos existen rivalidades entre los diferentes estados. Por supuesto que cada senador quiere lo mejor para el suyo. Por supuesto que existen intereses políticos y económicos en unos y en otros. Por supuesto que tienen diferentes acentos en el Norte y el Sur, y en el Este y el Oeste, y que te reconocen por ellos. Pero no caigas en el error de insinuarle a ninguno de ellos que no son el mismo país, el mismo americano. Cuando hables con alguien, no caigas en el error de llamar países a los estados porque país sólo hay uno: Estados Unidos.
Es sorprendente que algo tan identificativo como es el carné de conducir en Estados Unidos tenga diferentes exámenes en los diferentes estados, y que a veces hasta no puedas convalidarlo de uno a otro y tengas que volver a examinarte. Es sorprendente, pero no te dejes engañar, ellos tienen muy claro cuales son las diferencias administrativas y cuales son las diferencias ideológicas.
Hablando con alguien de allí, alguien de confianza, es probable que te cuente que no está de acuerdo con las ideas del presidente actual, el que sea. Pero es altamente improbable que no se sienta ofendido si un periódico o un representante extranjero hace una crítica sobre él.
¿Qué pasaría en España si el presidente de Francia criticase a Zapatero? ¿qué pasaría si el canciller de Alemania criticase a Rajoy o a Aznar?. Creo que una buena parte de nosotros no sólo no se sentiría ofendido, sino que se sentiría hasta comprendido. Confundimos no sentimos representados, con no sentir que nuestro presidente representa a nuestro país.
En la misma línea tenemos el tema de las banderas. Que parece que todas las banderas de España son franquistas y no de España (aunque no tengan ningún águila). Excepto si la sacamos en una competición deportiva, entonces sí, entonces se puede ser español… y hasta cantar, tararear, el himno.
P.D.: aquí sólo hablar de quitar competencias a las autonomías ya parece que implica una pérdida de derechos. Parece que el que todos los españoles tengamos los mismos derechos es una pérdida de derechos en sí mismo. Pero es que este es el país en el que vivimos. Un país basado en autonomía(s), una palabra contraria a unión.
Yo tenía entendido que la gestión autonómica tenía el fin de mejorar la gestión de aquellos servicios con particularidades regionales, pero a día de hoy creo que ya no es así. No sé quizá, es que el Norte hay más resfriados y en el Sur más quemaduras solares y por eso hay que adaptar la sanidad a cada región. Y quizá es que en algunas regiones del Norte hay que aprender lo que es un cóctel molotov y lo que es el opresor español, y en el Sur hay que aprender a coger aceitunas y poner ladrillos y por eso hay que adaptar la educación.
Continue reading