Esto fue el regalo de reyes de mis padres hace ya bastante tiempo. Sigue vigente y, el que quiera, que lo suscriba para los suyos.
Por desgracia estoy seguro de que no todo el mundo podría ni podrá regalar esto alguna vez. Ya que de estúpidos el mundo seguirá estando lleno y, encima, algunos seguirán siendo padres. Yo por suerte me libré.
(Año 2001 más o menos…)
Este año los reyes hemos decidido no traeros algo material sino el resumen de algunas ideas de vuestros hijos. Son para que os agraden y animen, esperamos que así sea.
A mis padres:
A mis padres Jesús y Lola (o Lola y Jesús).
A mis padres, que son los únicos que tengo.
A mis padres, que son los únicos que he podido conocer en sus mismas circunstancias. Porque cada uno solo vive sus mismas circunstancias y no pueden compararse con las de otras personas.
Y a mis padres, que, considerando estos hechos, me parecen muy buenos.
Puede que haya cosas que me gusten más en otros padres pero no puedo compararlos a los míos. Sus vidas han sido y son distintas y los míos parecen los mejores en la suya, posiblemente lo sean (yo lo creo), si no lo afirmo es solo porque no puede probarse.
Además, no solo hay que mirar lo bueno, sino también esas cosas que podrían corregirse y de esas también conozco un montón en el resto de padres. Por lo cual sigo pensando que los míos están muy bien.
Y además de todo resulta que los otros padres no son míos. Y, me parece, que eso aquí importa bastante, ya que uno a los que quiere o no quiere es a sus padres (a los únicos que tiene) y no a los de los demás.
Así que al final puedo decir que mis padres son los mejores que podría tener de entre todos los que hay (y hay muchos), y no se les puede comparar con otros. Ellos son así y así están muy bien.
Así que gracias por todo y: felicidades, padres.
Aquí os ponemos solo algunos recuerdos de esos buenos y agradables (de los malos aunque haya no ponemos):
- Cuando se levantaban temprano para que pudiésemos hacer múltiples actividades los fines de semana. Con lo bien que podían estar en la cama a la temprana hora en que los levantábamos.
- También por madrugar hay que recordar la buena cara que ponía mi padre cuando yo directamente le despertaba a las nueve los domingos para que fuera a por churros.
- Cómo mi madre se pasaba horas enteras friendo patatas para hacerlas revueltas de cena y mientras, encima, cantaba.
- La paciencia de mi padre en los infinitos y repetidos �por qués� que le hacíamos en medio de su lectura, sus descansos o su programa.
- El trabajo adicional que realizaba mi madre para cuidar tantos y tantos animales que acababan (y han acabado) en nuestra casa.
- Dormirnos escuchando a papá leer otro capítulo de la Isla del Tesoro.
- Hacer fiestas de cumpleaños para los amigos del colegio con un montón de sándwichs sin mover un solo dedo.
En fin que por estos y otros tantos ejemplos, que ahora no suceden ni deben suceder (porque las cosas ya no son iguales), además de felicidades: gracias.
Pero no os lo creáis mucho ni nos hagáis comentarios sobre el tema que si no no os lo decimos más veces. Un beso.
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