25 a las 5

Hoy a las cinco cuando iba en moto al máster con el jersey y la chaqueta de pana pensé “jopé que calor hace hoy”. La semana pasada con esa ropa pasaba frío a la vuelta y hoy a la ida veo en el reloj 25 ºC a las cinco de la tarde. Parece que en Sevilla ya llegó la primavera.

Ahora hasta uno tiene menos sueño. Ya parece que uno está más despierto y puede quedarse hasta más tarde por la noche. Como en verano cuando uno se acuesta muy tarde aunque haya que madrugar al día siguiente. Debe ser eso de que la sangre se altera. Además ahora ya no van solo las extrajeras en manga corta, las de aquí también han sacado de forma improvisada su armario de verano. Se ve que la mayoría todavía no han podido hacer el cambio de temporada pero en dos fines de semana han removido los altillos o han hecho el cambio de ropa en la casa de la playa… (para alegría de nosotros los hombres claro).

Ahora ya sí puede imaginarse uno un domingo de Ramos “normal”: o lloviendo, o muertos de calor. Pero no como antes que era muertos de frío, eso era una cosa muy extraña.

Os cuelgo aquí también el texto ese que escribí hace unas semanas, todavía en invierno, como ahora 🙂

La mayoría ya sabéis que yo hace tiempo que me muevo por Sevilla en moto. Cojo el coche lo mínimo y hace tiempo que olvidé lo que era el autobús.

Hoy tenía que llevar la moto a la revisión periódica, el taller está detrás de la estación de autobuses del prao, así que pensé: la llevo a las cinco de la tarde, antes del máster, y como entro a las seis luego me voy andando. Todo perfecto. Considerando las temperaturas de estos días hacía un tiempo estupendo, 14 grados. Me he acordado mucho de aquellos que hace poco me decíais que añorabais Sevilla. No es por dar envidia pero hoy paseando parecía primavera. Como aquellos tiempos de facultad en los que uno iba con tranquilidad a clase y luego si le apetecía se quedaba por el césped, o se iba a una barrilada en el rectorado o acababa con unas cervezas a la orilla del río. Hoy viendo pasar a la gente joven, a las extranjeras y a los estudiantes me sentía bien. Y es que claro, a la mayoría de nosotros que nos quiten lo bailao, ¿verdad?

Es curioso todo esto porque hace muy poco estuve un sábado por la mañana haciendo casi el mismo recorrido también andando, pero no iba solo, y creo que por eso no pude abstraerme tanto. He pasado por los jardines del prao, por la raza, el casino de la exposición, la parte de atrás del rectorado, el cristina, el puente y la avenida de La República Argentina. Todo soleado, tranquilo, con la palomas acurrucadas en los huecos de los plátanos del Canadá y yo con mi maleta de estudiante… la verdad es que ha estado mu bien. Y el resto tampoco ha tenido desperdicio…

En vez de salir a las diez me he ido a las ocho menos cuarto, como cuando nos saltábamos la última clase (en realidad es que soy mu listo y ya me lo sabía). Pero el caso es que pa coger el autobús de vuelta, dado que toda Sevilla está en obras y no hay forma de saber donde están las paradas ahora, he acabado cogiendo el 25 en Correos, sí es cierto no me he molestado mucho en buscar otra más cerca, porque seguro que la había. Y claro me he montado en el autobús… joder que de tiempo hacía. La gente haciendo cola en la parada, la mezcla de clases y, que bueno, ahora resulta que dentro suena una voz tipo tren de cercanías y te dice “Próxima parada… Río Rosas.” y encima hay una tele… Si llego a esperar más tiempo a volver a montarme igual no sé como se pica. Pero eso solo han sido los primeros minutos luego he vuelto al pasado sin problemas y he visto las caras de cansado de la gente, los que buscan asiento desesperadamente, los que tienen cara de estar solos… lo de siempre en los autobuses.

Y eso es todo, me he bajado en la parada que solía usar, he llegado a mi casa y todo ha vuelto a ser normal. Mañana me toca otra vez usar el coche de San Fernando y ahora mismo ni me importa. De vez en cuando hay que volver a caminar. Lo he estado pensando y eso de ir siempre en moto a los sitios impide observar a mucha gente, en el fondo impide relacionarse con otras personas, el simple hecho de verlas como andan a tu lado y se paran en los mismos semáforos a esperar es una forma de relacionarse.

Y eso es todo que me enrollo. Os recuerdo no es por dar envidia pero yo hoy paseé por Sevilla y lo compartí con vosotros, si alguno quiere repetimos otro día.

Saludos a todos.

pd: mañana a lo mejor me pillo la cámara, por si las que guardan fotos de la Giralda quieren un recuerdo.

2 Replies to “25 a las 5”

  1. Valla si no llego a leer lo que has escrito no me entero que los autobuses tienen tele ni que parecen el metro de Madrid con lo de las voces….. creo que yo llevo mas tiempo que tu sin cojer un autobus jejejeje

    Mu curiosa la reflexión…. en el fondo eres un Sevillanisimo !!!!

Leave a Reply