Buenos Aires y Ushuaia, un viaje en diferido (2 – Viaje de ida)

En el viaje de ida en tren a Madrid, me tocó el típico señor hablador, así que yo, acorde con mi persona poco social, tuve que hacerme el dormido un buen trecho para que me dejara tranquilo; mientras iba pensando -por favor que el el avión no me toque uno así…-.

Es de destacar que el servicio de AVE, cuando uno lleva enlace con Barajas, funciona bastante bien, son muy amables y tiene un sistema de facturación de maletas similar al del avión. Nada parecido a cuando uno lleva billete de AVE normal de turista, donde tienes que buscarte la vida como puedas para colocar tus bultos.

En el viaje de ida el cambio de Atocha a Barajas lo hice en metro: una y no más… Es un cambio que ya había hecho otras veces pero no recordaba para nada la de transbordos que había que hacer (tres) por estaciones llenas de escaleras muy poco pensadas para cargar con una maleta gigante y una mochila. Estoy convencido de que si no fuera por mi juventud hubiera desistido en el camino.

Al aeropuerto llegué con mucho tiempo, como a mi me gusta. Era la primera vez que tenía un billete electrónico, que además me había dado errores al comprarlo y tuve que confirmarlo por teléfono varias veces. Y era la primera vez que me iba a hacer solito un vuelo de 8 ó 10 horas, en una compañía de la cual no estaba muy seguro.

Llegar pronto fue estupendo, pude facturar entre los diez primeros y elegir el asiento que a mi me gusta: primera fila de turista, pegado a primera y en ventanilla. Esa fila no tiene delante asientos y es mucho más amplia, lo que significa que puedes estirarte para dormir y, sobre todo, que puedes salir y moverte cuando te plazca sin tener que pedir permiso a tu compañero de fila.

No tenia claro si en esta compañía me darían algo de comer (incluido en el precio del billete), así que una vez facturado el equipaje pude dedicarme a las viandas y las tiendas. Realmente siempre hay que agradecer a las madres su insistencia con los bocadillos; y eso que yo soy muy reacio a lo de comer y beber antes de viajes largos, porque es de sentido común que lo que se come y se bebe luego hay que evacuarlo… Aún así me tomé un bocadillo y medio de cena mucho antes de embarcar y llevaba preparado un paquete de snikers en la bolsa de mano por si el vuelo no incluía nada.

El viaje en avión lo hicimos sin video, cosa muy desagradable; no ya por las películas sino porque no pudimos ver en ningún momento el mápa resumen del plan de vuelo que suelen poner en la pantallas. Con la consiguiente imposibilidad de saber cuando estábamos sobre el ecuador o cuando en en el hemisferio sur.

La razón de porqué no tuvimos vídeo es obvia, los aviones de AirMadrid no son precisamente “nuevos”. Nada comparados con los de Continental, Iberia o British Airways.

En este viaje hay una cosa de la que ya estaba concienciado: no podría hacerlo como el de Estados Unidos todo el tiempo en mi asiento, tendría que moverme y tendría que ir al baño. Cosa razonable pero incómoda para alguien como yo que prefiere acoplarse y esperar a que pasen las horas concentrado solamente en adaptarse al cambio horario (cosa que hago muy, muy bien).

Para esta necesidad de moverse fue muy ineteresante lo de la primera fila y que mi compañero de asiento tampoco fuera nada hablador. Así todo era bastante independiente e impersonal. Nota curiosa es que este señor luego coincidio conmigo en el avión de vuelta aunque ya no al lado. Y es curisoso porque no era un vuelo cerrado ni nada parecido. Eso significa además que lo estuve también viendo en las esperas de facturación, las tiendas de los aeropuertos y los tiempos muertos del viaje de vuelta.

Y del vuelo poco más, llegué a BsAs por la mañana muy temprano (6:30) y recién acabado el invierno. Y llegué a BsAs ¿qué más se puede decir?, ya estaba en la madre patria (aunque no fuera la mía).

3 Replies to “Buenos Aires y Ushuaia, un viaje en diferido (2 – Viaje de ida)”

  1. En vez de hacerte el dormio en el AVE ¿no hubiera sido mas fácil ponerse los cascos y ver la peli ? jejeje

    Al final.. ¿Te pusieron de comer en el avión ?

    Esperamos con interés las demás partes del viaje al fin del mundo

  2. Reconozco que pese a que tiendo a parlotear a menudo, lo de fingir dormir en los viajes para no entablar conversación con la persona del asiento de al lado (me acuerdo de más de un viaje en autobús a Lisboa…), no por nada, sino porque en un trayecto largo, si le das carrete al desconocido y al rato quieres leer o dormir, te sentirás más incómodo al cortarle que al principio cuando aún no sabes nada de la otra persona y ya será tarde…

  3. Por desgracia también estuvo estropeado el video del AVE de ida, o los cascos o que sé yo. Y en cualquier caso es hombre no me hubiera dejado escuchar nada.

    Como dice Laura, a veces es mejor atajar por lo sano.

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