Donde las cosas funcionan. 04. New Year’s Eve en NY.


(Imagen del momento de Fin de Año, todas las lucecitas que se ven son pantallas de cámaras de foto y vídeo.)

(Al final del texto hay un mapa y un croquis explicativo de los controles de las calles.)

Nueva York en Fin de Año, en Times Square: una y no más.

Hasta poco antes de este viaje a los Estados Unidos, yo no sabía que pasar el Fin de Año en Times Square congregaba a un millón de personas y que salía en los telediarios.

Ajustamos mucho el día de salida de nuestro viaje para pode aprovechar esta ocasión y vivir allí esa experiencia. Por eso, nada más llegar al hotel y cambiarnos de ropa, sin ni siquiera deshacer las maletas, volvimos a bajar a la calle dispuestos a buscar un sitio en Times Square para ver caer la bola de Fin de Año.

La cuestión es que, cuando nosotros bajamos a la calle, no eran más de las seis de la tarde y, aunque nuestro hotel estaba en la calle 44, en el mismo Times Square, tuvimos que salir a la 6ª y recorrer andando todas las calles hasta la 59.

Es decir, que, seis horas antes del Fin de Año, tuvimos que alejarnos andando 0´6 millas (un kilómetro), porque la policía ya no permitía el paso a la 7ª desde ninguna bocacalle. Sólo permitían el acceso a aquellas personas que eran residentes o que iban a un local concreto dentro de esa manzana (como habían hecho con nosotros para dejarnos llegar al hotel).

Estamos hablando de más de 14 calles (de la 44 a la 59), con dos ó tres cruces en cada calle (los de cada calle con las avenidas 6ª, 7ª y Broadway). Un total de al menos 36 cruces, con 4 controles en cada cruce (uno por calle del cruce). (Total, más de 150 controles de policía.)

Andando por la 6ª, preguntamos en muchos de esos controles y en todos nos dijeron lo mismo, que el acceso libre ya estaba cortado, que teníamos que ir más atrás. Y así fuimos, hasta llegar, como digo, a la 59, a Central Park.

Allí, por fin, a un kilómetro de distancia de Times Square, avanzamos por la 59 y nos dejaron pasar el control que daba acceso a la 7ª y ver a lo lejos, muy a lo lejos, la plaza.

Me resulta muy difícil explicar lo que sentía en aquel momento. No entendía que hacía esa gente allí.

Cuando le preguntamos al policía de la barrera si podríamos avanzar algo más, nos dijo que no. Cuando le preguntamos si desde ahí se vería caer la bola, nos dijo que lo dudaba. Cuando le preguntamos que qué hacía entonces la gente allí, nos dijo que disfrutar del ambiente, de la fiesta.

No podía entenderlo. Vamos a ver señor mío estamos a más de un kilómetro del sitio, seis horas antes de que empiece, a una temperatura de 5 grados y bajando ¿y la gente va a esperar aquí, de pie, las seis horas sólo para disfrutar del ambiente?

Si hubiera sido la fiesta de mi vida, si hubiera gente disfrazada, si hubiera música, no sé, si hubiera… simplemente algo más. Lo hubiera podido entender pero, así, no.

Si volvía al hotel, ponía la tele sin sonido y abría la ventana, estaría viviendo más el ambiente que allí. ¿Qué sentido tenía aquello?

Obviamente eso fue lo que nos planteamos. Nos pusimos de puntillas intentando ver algo tras la gente y las vallas y averiguar porqué no nos dejaban avanzar a la siguiente manzana de la 7ª. Recorrimos todo el perímetro de vallas de nuestro recinto para conseguir una vista mejor, pero créanme, a un kilómetro no se puede mejorar mucho.

Al final decidimos esperar unos minutos y luego irnos, y cuando casi nos íbamos para buscar otra alternativa, empezaron a dejar pasar gente hacia la 58. Cada vez entendíamos menos. Si el policía nos acababa de decir que no se podía avanzar más ¿por qué ahora dejaban paso?. Obviamente no nos íbamos a preocupar de eso en ese momento, simplemente nos pusimos a la cola de la masa de gente y empezamos a avanzar hacia la abertura de la valla.

Nunca supimos porqué el policía nos dijo eso. ¿Lo hizo queriendo en un intento de desanimar a la gente? ¿No entendió nuestra pregunta? ¿No entendimos su respuesta? Sólo sé que a partir de ese momento, empezamos a avanzar.

La dinámica siempre era igual. Cuando en el recinto-manzana siguiente ya había poca gente, en el anterior la policía abría un hueco en la valla para una o dos personas y la gente pasaba poco a poco por él. Los recintos nunca estaban repletos y la gente era bastante cuidadosa, pero aún así la policía los mantenía completamente a raya. En el momento en que a alguno se le ocurría correr, cerraban el paso.

“Don´t push. Take it easy.” Era la frase que repetían continuamente. De ese modo, veías a la gente andar rápido y con disimulo para intentar posicionarse bien en la cola de avance, pero nadie corría.

Entiendo a la policía. Si seis horas antes ya se estaban empezando a llenar 40 o 50 recintos como ese por toda la zona, cualquier altercado significaría un caos de miles de personas. De ese modo, pasara lo que pasara, todo estaba muy parcelado.

De manzana en manzana llegamos en menos de una hora a la 52. Es decir, avanzamos 7 manzanas y allí nos quedamos. Con el café Rosie O’Grady’s a la derecha y el Hotel Sheraton a la izquierda. Sólo nos quedaban 5 horas de espera, de frío y de cansancio de pie, a más de medio kilómetro de la bola de Times Square.

En ese momento yo ya dejé clara mi postura: ya lo hemos visto, ya sabemos lo que hay. Yo por mi me voy a pasar el Fin de Año a otro sitio. Ya sea el Central Park, con sus fuegos, ya sea el hotel escuchando la fiesta por la ventana, ya sea donde sea. Pero cinco horas de espera de pie, sin poder comer, ni beber, ni ir al baño, sólo por si a lo mejor veíamos de lejos caer una bola que no sabíamos ni donde estaba exactamente… si te hace ilusión, y quieres, nos quedamos. Y nos quedamos, claro, ¡es una vez en la vida!. (Lo que hace el cariño.)

Y así pasaron los interminables minutos de las cinco horas. Cada vez con más frío, cada vez con más dolor de pies. Cada vez más hartos de algún grupo de pesados que no dejaba de chillar (que no de animar) y, al final, incluso sentándonos en el suelo helado.

Nosotros éramos turistas, era nuestra primera vez, queríamos saber qué se veía, qué se hacía, pero, esas miles de personas que ya lo conocían ¿qué hacían allí?. Desde luego una de las cosas en las que no puedo decir que United States sea mejor que España es en pasar el Fin de año. Creo que nunca lo llegaré a entender.

Durante todo ese tiempo la poca diversión que hubo fue:

Alguno que se asomó por un balcón y saludo a la gente de la calle (mientras él estaba en una fiesta en un piso calentito).

– Algunos con gorros y pelucas que sí tuvieron gracia gaditana.

Los últimos 60 segundos de cada hora, los luminosos de Time Square mostraban una cuenta atrás y decían “Ya sólo faltan 5 horas”, ” Ya sólo faltan 4 horas” y la gente hacía en alto esa cuenta atrás. (Parecía que disfrutaban regodeándose en su espera.)

– Cinco minutos antes del Fin de Año salió al balcón el cantante de la fiesta del local Rosie O’Grady’s, sacó fuera los altavoces y cantó “New York, New York”. Reconozco que ese momento fue emotivo y que se sintió la unión y el orgullo de la gente por estar allí. (Pero tampoco entenderé nunca porqué ese hombre esperó tanto. Llevábamos allí ¡cinco horas!. ¿No podía haber salido antes?. Puedo asegurar que llegué a pensar que, después todo lo que habíamos esperado, el tipo nos iba a joder el Fin de Año con la canción.)

Y por fin, Fin de Año en Times Square: una bola verde baja de un edificio, la gente hace más fotos y vídeos que mirar la bola. La bola llega abajo. Las parejas se besan, algunos gritan un poco, se abren todas las vallas y la gente se va.

Como lo cuento. En 10 minutos se había dispersado el personal y, con todos los controles que había para entrar, no había ninguno para salir. Es más, la policía nos achuchaba para dispersar a la masa.

Nosotros, como es natural (y porque allí estaba nuestro hotel), aprovechamos el momento y nos acercamos a Time Square. Allí sí que se veía que había habido una fiesta. Habían tirado confetis, había un escenario, a la gente le habían dado gorros de fiesta y una especie de globos brillantes. Y todo sólo por llegar dos horas antes. (Esperar ocho en vez de seis.). No sé si por dos horas más merecerá la pena pero… 8 horas. Creo que ni en la Semana Santa de Sevilla, ni en El Rocío (que ya son fanáticos) esperan tanto.

Así que sí, yo pasé el Fin de Año 2010-2011 en Nueva York. En lo que se puede considerar Time Square.

Yo lo pasé y ustedes no, pero créanme que no pienso volver a repetir.

Les dejo unas fotos ilustrativas. (De izquierda a derecha.)

– La gente que se veía delante nuestra y lo lejos que estaba Times Square. (La bola que luego cae casi no se ve. Es el punto blanco que está un poco por encima de la parte iluminada del edificio del fondo. ¿Muy lejos verdad?)

– La gente que se veía hacia atrás nuestra (es decir más lejos que nosotros de Times Square).

– Como se veía la bola de Time Square en el momento del Fin de Año usando un zoom de 300…

– El primero de los recintos a los que accedimos (el de la calle 59). Casi vacío.

Vista hacia adelante.Vista hacia atrás.

Vista de la bola con zoom.Recinto inicial.

Les dejo una imagen y un croquis para que se hagan una idea mejor de como se organiza el asunto de las calles, los controles y los recintos que se crean.

Mapa de la zona.

Esquema de los controles.

2 Replies to “Donde las cosas funcionan. 04. New Year’s Eve en NY.”

    1. Me alegro que te guste.

      Respecto a lo de funcionar las cosas… yo más bien diría que *no todo es perfecto*. Porque, lo que es funcionar, allí, la mayoría de las cosas te insisto en que funcionan bastante bien 🙂

      Saludos.

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