Esa organización llamada Iglesia…

Comenté muchas veces con mis amigos como la Iglesia podría tener un papel fundamental y bueno en la historia de la humanidad. Y digo podría porque ni lo ha tenido ni lo tendrá, al menos en el sentido de bueno.

Cuando digo Iglesia me refiero a la iglesia como institución, a la iglesia cristiana católica, la que conozco más de cerca.

La Iglesia como organismo tiene una serie de cualidades y propiedades que la harían ideal para cambiar el mundo occidental. Si alguien que tuviera esos dignos objetivos pudiera llegar a la dirección de la Iglesia, ésta sería una de las mejores organizaciones que haya tenido la humanidad.

Y posiblemente pase lo mismo con el resto de religiones mayoritarias del mundo, el problema es que el papel de las religiones no es hacer cosas buenas. El papel de las religiones es dar servicio a aquellas personas que necesitan creer en algo y que se sienten reconfortadas pensando que así son mejores.

La Iglesia y la religión son el engaño de los débiles. La Iglesia no es más que otra empresa multinacional donde uno puede ganarse la vida prestando un servicio a aquellos que necesitan respuestas a cosas que la ciencia no las tiene; dando doctrinas y ritos para que algunos al cumplirlas no piensen en otras cosas y se sientan mejor; dando normas morales para que uno tenga su conciencia tranquila sin tener que molestarse en pensar qué es bueno y qué no. Y todo eso camuflado bajo un manto de obra social que deje en buen lugar al proveedor y a sus clientes.

La Iglesia no está para hacer el mundo mejor, la Iglesia sólo hace creer que hace al mundo mejor porque es un servicio que se demanda. Y al igual que la mayoría de las empresas, no cumple los propios valores que predica: paz, libertad, amor al prójimo, justicia…

La iglesia como empresa tiene cualidades excepcionales:

– Tiene un alto arraigo en la población: una penetración de mercado, una imagen de marca y un merchandising excepcional.

– Existe una gran fidelidad sobre sus doctrinas, mandatos y decisiones: una alta confianza de sus clientes.

– Está extendida por todo el mundo: tiene delegaciones en prácticamente todos los sitios donde hay personas. Ya quisieran muchas empresas esa red de distribución.

– Los valores que se le atribuyen son excelentes: junto con el valor social y espiritual que se le suponen seguro que se podría añadir sin mucho esfuerzo un compromiso medioambiental. Además esta empresa sí que promueve la vida familiar…

– La iglesia tiene una liquidez y líneas de crédito envidiables: no sólo su patrimonio y sus avales terrenales son ingentes, cuando se acaban los bienes reales siempre se puede apelar a los celestiales (como los seguros de salvación y perdón para los prestadores).

– Y buena organización: la cadena de mando, el organigrama y las reglas internas de la Iglesia están muy bien definidas.

Hay que reconocerlo, como empresa que da un servicio, su historia laboral es intachable. Respecto al valor del servicio que presta su trabajo es muy discutible.

Estamos hablando de una organización que en mi pequeño conocimiento nunca ha tomado buenas éticas decisiones a lo largo de la historia. Sólo ha tomado las decisiones que más le convenían para poder seguir complaciendo y dado servicio a sus clientes. Les ha dado lo que ellos esperaban en cada momento, fuera bueno o malo.

– La Iglesia ha promovido guerras bajo el nombre de cruzadas. (Cruzadas medievales.)

– La Iglesia ha esclavizado lo que para ella eran salvajes. (Misiones.)

– La Iglesia ha torturado y matado de las formas más doloras imaginables. (Inquisición.)

– La Iglesia ha apoyado guerras por simple poder. (Guerras europeas a partir del renacimiento.)

– La Iglesia ha consentido y justificado el comercio de personas. (Comercio de esclavos.)

– La Iglesia estuvo al lado de Alemania en el nacismo. (II guerra mundial.) (Y también en el lado de los aliados, buen ejemplo de como no importan los valores sino la no pérdida de clientes.)

– La Iglesia ha apoyado dictaduras sin despeinase. (España y Argentina en la época moderna.)

Y a todo eso que ya pasó… ¡hace sólo 40 años!, hay que añadir que hoy día mata a miles de mujeres y niños por no permitir ni promover que se use el preservativo en zonas castigadas por la pobreza y el SIDA. Preservativo no, que recen para salvarse.

No permite que personas con una vida que no es vida puedan tener una muerte digna cuando es SU vida y deberían poder decidirlo ellos.

No permite que se investigue con células que podrían mejorar la calidad de vida y la felicidad de miles de personas que… fueron maldecidas por Dios (será que se lo merecían).

No permite el aborto, si una madre es violada que se aguante y tenga al niño, que para eso están las mujeres en el mundo. Y si el parto es de riesgo… mala suerte, Dios es así.

La Iglesia sigue amparando y bendiciendo a los militares, unas personas que, entre otras cosas, se entrenan para matar humanos… Yo no tengo nada en contra de ellos, yo creo que los ejércitos son necesarios, pero yo no predico el “No matarás” ni el amor al prójimo como uno de mis ideales. Claro que si los que matas son de los malos… todo es excusable: el cliente siempre tiene la razón.

La iglesia no encuentra iguales a los hombres y las mujeres (y no digo físicamente, yo tampoco), no los encuentra iguales en capacidad. Mandar, mandar, el que debe hacerlo es el hombre, al menos en la iglesia.

La iglesia cuando encuentra casos de pedofília no castiga a los autores, eso sí, los cambia de sitio porque está feo dejarlos cerca de la victima. Que detalle tan cristiano.

Y así todos los que ustedes quieran. Una abrumadora mayoría de las decisiones y normas de la iglesia contradicen los valores que predica. Y encima te piden dinero para hacer labores sociales sin dejar sus mandamases de tomar café en sus tazas de plata y sus palacios de oro.

¿Qué pasaría si se acabara la pobreza, la opresión y las guerras en la tierra? ¿con qué excusa prestaría servicios esta empresa? Que bueno que todo eso son cosas inerradicables.

Y dentro de esa empresa, como en todas, hay gente muy buena, gente que aprovecha lo que tiene para hacer el bien y de verdad hacer labores humanas admirables, pero eso no es una consecuencia de la Iglesia, eso no es más que algo derivado que se debe a esas personas y no a la institución de la que forman parte y contra la que muchas veces tienen que luchar para poder realizar su labor.

Así que no, no puedo apoyar a esa organización continuando con sus ritos de bautismo, confirmación, bodas y entierros sólo porque el resto de la gente lo hace. Vale ya de seguir disculpando cosas que no tienen disculpa y de seguir dando limosnas y dineros “voluntarios” con costes predefinidos.

¿Qué es eso de que la iglesia es buena pero tiene sus defectos? La iglesia es un defecto en sí misma y lo que tiene es mucha gente buena dentro que se merece algo mejor, y la única forma de cambiar esto es dejar ya de apoyar esta farsa histórica.

Pero por Dios (nunca mejor dicho) ¿qué tomadura de pelo es esta hoy día?

Creed en lo que queráis, creed y comportaos como tales, pero no excuséis lo inexcusable. Eso os hace irracionales, poco inteligentes, tontos… y en muchos casos tengo la esperanza de que sólo sea despistados, desinformados o faltos de reflexión.

La ética no se compra en la Iglesia, la ética se enseña en las casas.

Pd: conocer una religión, varias si es posible, es muy importante; tan importante como saber de comunismo, capitalismo, izquierda y derecha porque son cosas que están presentes en nuestra historia, nuestra cultura y en cada uno de nuestros días, pero conocerlos no es aprobarlos. Y no rechazarlos es lo mismo que consentirlos.

6 Replies to “Esa organización llamada Iglesia…”

  1. Nunca he estado más de acuerdo contigo en un tema que ahora, buenísimo compendio de lo que es la iglesia y lo que ha sido (desgraciadamente). Al menos hoy en día a los que pensamos así se nos permite expresarlo, que es mucho…

  2. Vaya… tienes razón, me ha dado tanto que pensar el tema de la Iglesia que al final he terminado cuestionando la existencia misma de Dios, cuando en realidad de lo que estabas hablando era de la Iglesia como organización.

    Como me he quedado con ganas, ahí va el resto:

    Una vez que te “inscribes” como cristiano creyente (esto es, te bautices) quedas inscrito en sus “bases de datos” (libro de bautismo) de las que no hay forma de borrarse. En teoría se puede hacer por medio del ejercicio de la apostasía, pero en la práctica tan solo “se hace una anotación marginal”, ya que según la Iglesia no se pueden borrar los datos. ¿A qué empresa se le permite hacer esto? Es peor que cuando quieres darte de baja de internet, por poner un ejemplo de relación con otro tipo de empresas. Te pueden pedir por ejemplo una partida de bautismo (¿es que ellos no la tienen?) cuando por la Ley de Protección de Datos tan solo pueden exigirte que te identifiques (basta con presentar el DNI) y un escrito en el que declares tu decisión de no querer pertenecer a la Iglesia.

    Siempre desde un punto de vista empresarial, la Iglesia tiene privilegios que no tienen otras empresas, como el que acabo de exponer. Ofrece servicios de los que tiene el monopolio absoluto, sobre todo en los tres que creo son más conocidos: Bautismo, Comunión y Boda. Es más, no sé si por ofrecer estos servicios tiene la obligación de pagar algún tipo de impuesto (yo diría que no), ya que al no estar considerados como tales (se suponen que son voluntarios, eso sí, si no los pagas no hay servicio) no hay que pagar IVA ni se declaran en ningún Impuesto de Sociedades.

    Resumiendo las *ventajas de la Iglesia como empresa multinacional* con respecto a otras empresas:

    – *No está sujeta al Impuesto de Sociedades.* Es más, al hacer la declaración del IRPF existe la posibilidad de que un contribuyente decida que quiere que parte del importe del impuesto que paga pase a esta empresa.

    – la Iglesia *se salta a la torera la Ley de Protección de Datos* y aquí no pasa nada.

    – *Infrige las leyes antimonopolio,* teniendo en cuenta que presta servicios a cambio de una contraprestación.

    – Recibe anualmente *subvenciones del Estado.*

    Creo que es evidente que como empresa la Iglesia es un gran negocio.

    Bueno, para terminar confieso que yo también algunas veces tengo mis “ataques de fe” en algo o alguien que me escucha, que cree en mi y que digamos representa todo lo bueno que hay en nosotros.

    1. La verdad es que lo de apostatar… ahora creo que el tribunal supremo ya ha creado jurisprudencia y deben borrarte realmente si lo pides, pero tienes razón, ni el abono al ADSL es más difícil darlo de baja…

      Un abrazo

  3. Buenas Zulag, ya sé que no soy Darío, pero este es un tema que a mi me toca bastante. Precisamente Darío dice que hay gente muy buena en la Iglesia, pero que no es consecuencia de la organización misma sino que se debe a las mismas personas que verdaderamente creen en lo que hacen. Siguiendo la consideración de la Iglesia como organización empresarial y poniendo un ejemplo, es como si yo trabajase en una empresa cuya filosofía es hacer seguros a la gente sin pensar realmente en sus necesidades, solo en ganar dinero (aunque después predique lo contrario, que la publicidad es importante), pero sin embargo yo y unos cuantos compañeros más nos preocupásemos de lo que verdaderamente necesita el cliente y de buena fe le ofreciésemos lo que creyésemos que más le conviene. Es un ejemplo de cómo una organización va por un lado y sin embargo parte de sus miembros que cree en los valores que predica su organización va por otro.

    Que quede claro, al menos por mi parte, que yo no estoy en contra de aquellas buenas personas que creen realmente en Dios y que predican con el ejemplo, sino de la Iglesia como gran organización multinacional más preocupada por el dinero y el poder que por Dios y la raza humana.

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