Buenos Aires y Ushuaia, un viaje en diferido (5 – Y allí estaba yo)

Y efectivamente, allí estaba yo. En medio de una avenida enorme, con todas mis maletas, imposible de disimular mi extranjerismo y sin mucha más idea de donde estaba que la de la dirección que llevaba.

Acaba de bajarme ante la puerta del bloque de mis amigos, no hacía más que mirar y absorber información de tan llamativa ciudad y, al mismo tiempo, ya no me acuerdo, pero seguro que me planteé cuantas posibilidades tenía de que robasen allí…

Sin peder de vista las maletas me acerqué al interfono del portal y llamé. Me habló una señora, que ya esperaba que fuera yo, y me dijo que bajaba a abrirme. Segundo, tercer, o cuarto impacto del día ¿cómo que bajaba a abrirme? ¿y para qué cojones estaba entonces el interfono?…

A los pocos minutos apareció allí una señora a la que a duras penas pude reconocer como la madre de N, M; espero recordar bien su nombre (aunque aquí no aparezca), soy muy malo para estas cosas.

(Ver nota al final)

Desde ese momento empezó una nueva etapa. Subí con Margarita al piso donde estaba José Luis, el hermano de Nacho, otra persona a la que me costó reconocer. Esta vez debido a qué el había sufrido un “pequeño” cambio de dimensiones en los años que yo no lo había visto.

Conté las típicas anécdotas del vuelo, me preguntaron las típicas cosas del viaje, me duché, me cambié, llamé a Nacho al trabajo desde el teléfono del piso. Me preguntó que había hecho para retrasarme tanto (a su casa llegué cerca de las diez y media y aterricé antes de las siete…), me dio la bienvenida a Buenos Aires!! (esta vez con todas las letras 🙂 ); y en menos de media hora estaba paseando por la ciudad con dos personas encantadoras a las que apenas conocía. Debe ser mi destino, mis saludos por la similitud, a Lupe y Marisol 😉 (Ver nota 2).

Como bien decía la mamá de Nacho, nada como andar un buen rato para mover la sangre parada del avión. Yo estaba ávido de ver cosas, José Luis había llegado la noche anterior y estaba igual que yo y, Margarita, me imagino que estaba impaciente por mi retraso…

He de decir que la actitud de José Luis de salir con su super cámara digital colgada del cuello y ropa más o menos “arreglada”, no casaba mucho con los cuidados que yo pensaba que había que tener, después las impresiones recibidas aquella misma mañana. Margarita opinaba lo mismo, pero JL, no sin parte de razón, también decía que por qué no iba a ejercer de turista si a eso es a lo que habíamos venido…

Y aquí se acaba por ahora. Mis primeras impresiones de la ciudad en sí quedan para la siguiente. Espero que les haya resultado interesante esta retrasada y dilatada llegada a, de nuevo con todas la letras, la ciudad Buenos Aires.

Nota 1: acabo de decidir empezar a escribir los nombres dado que esto poco a poco se hará inviable con tantos actores con solo iniciales. Mis disculpas si a alguien le molesta. Estaré encantado de suprimirlos si me avisan 🙂

Nota 2: Lupe y Marisol son dos personas encantadoras que también me recibieron sin conocerme de nada cuando acababa de llegar a Cleveland (USA), y con ellas también todo fue muy bien.

5 Replies to “Buenos Aires y Ushuaia, un viaje en diferido (5 – Y allí estaba yo)”

  1. No te cortes y pon todo, incluyendo lo que te podía haber comentado y no te avisé (esto creo que pensabas hacerlo igual….). Así me sirve para ir mejorando la guía para futuras visitas.

    ¿Futuras visitas? Mmmm…..

  2. Jajaja la verdad es que eché pocas… ninguna… cosas de menos, pero vale, si se me ocurren cosas que falten no dudes que te lo diré.

    Es un placer ver que sigues por aquí 🙂

    Un abrazo enorme para tu y para los de allí.

  3. Lo de incluir los nombres se agradece un montón, resultaba muy difícil de leer de la otra forma.

    Como tienes aqui todavia tarea para rato (tus crónicas son super detalladas!), me voy a poner yo a resumir un poco el finde en Lisboa, que ha sido cortito pero completo.

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