Buenos Aires y Ushuaia, un viaje en diferido (Introducción)

Hace cosa de un año, creo, allá por la navidad de 2005, supe de la decisión de un buen amigo, N, de contraer matrimonio…
Junto con la decisión me fue comunicada mi invitación al evento y la fecha aproximada de esta cita, octubre de 2005.

Tenía este enlace la peculiaridad de celebrarse en otro país, concretamente en Argentina; país al cual yo tenía un viaje pendiente con visita a N, que había sido sustituido en otoño de 2004 por el de los “Unaited States”.

Es por ello que desde el principio tuve firme propósito de realizar este viaje pendiente. Firme propósito no vacio de dudas e incertidumbres debidas a mi situación personal y la cantidad de variables desconocidas que influyen en un viaje previsto a tan largo plazo.

Básicamente mi viaje dependía de cuatro factores: tiempo, dinero, compañía y salud. Los dos primeros eran esenciales y necesarios (tiempo y dienero), el tercero (compañía) podría llegar a ser suprimible y el cuarto (salud) era pura lotería.

Tiempo. Debido a mi situaciòn laboral era bastante seguro suponer que dispondría de suficientes días libres en esas fechas, a lo sumo sacrificando buena parte de mis vacaciones de verano.

Necesitaba al menos 18 días. 15 para estar allí y tres para la preparación y recuperación del viaje; que no era plan de chuparse 20 horas de vuelos y al día siguiente irse a trabajar como si nada. Yo puedo ser un machote pero los traumas hay que cuidarlos 😉

Y menos de 15 días no iba a estar, verán, que N es un buen amigo, pero que las ocasiones hay que aprovecharlas y, ya que se va, no va a ser solo para un “touch and go”, que dirían algunos ;-), en su boda.

Dinero. Debido que en ese mismo año yo iba a independizarme (que ya era hora) a un piso sin amueblar; posiblemente antes de abril y, como mucho, antes de agosto. El dinero iba a ser un bien escaso. Dos gastos extra, muy extras, son bastantes para un año.

De amueblar un piso no voy a contales nada pero se lo resumo diciendo que es una especie de agujero negro en la cuenta del banco: absorbe todo lo que llega.

De las previsiones para el viaje: unos 1500-2000 euros… bonita cifra para gastar en 20 días. Por suerte, en este caso, el largo tiempo por delante no era una desventaja y con un poco de previsión, inversión y ahorro pueden hacerse maravillas 🙂 (Oh! divinos fondos de inversión de alto riesgo :-))

Compañía. Mi amistad con N tiene el detalle de no haber surgido en el colegio (aunque coincidimos), ni en la facultad, ni en salidas nocturnas. Mi contacto con N comenzó en años posteriores con un buen amigo común y fue creciendo, fundamentalmente, por mails mientras N estaba en Italia, Italia, Buenos Aires, Salamanca y Buenos Aires (o algo así). Y por, aproximadamente, dos quedadas anuales en Sevilla.

Es por ello que, excepto por un par de visitas a su casa en Sevilla con el respectivo saludo a su madre, hermano y hermanas, yo con N apenas tenía conocidos comunes de confianza.

También hay que decir que en ese tiempo yo estaba sin pareja estable y eso dejaba mis posibilidades de compañía de este modo:

– Con mi pareja: solución perfecta si la tenía para esa fecha y era algo estable. un viaje así no se arriesga uno a hacerlo mal acompañado, mejor solo…

– Con nuestro amigo común, con o sin su pareja: excelente opción, pero no dependía de mi sino de ellos. Dos personas más a reunir los tres requisitos (tiempo, dinero y salud) en una fecha concreta y con nueve meses año de previsión (ni que fuera un parto en vez de una boda).

– Con otro amigo o amiga personal: buena opción también, donde haya un buen amigo… pero, si yo fuera el invitado, no sabría que decirme a mi mismo ¿qué responderías tu si te dijeran -te vienes dos semanas a una boda en Buenos Aires dentro de nueve meses, solo son 1500 euros y no te coges vacaciones de verano…-? Jodidamente diría yo que sí.

– Arrejuntado con otros amigos o familiares de N asistentes a la boda. Opción posible pero, como no, algo incómoda, y además que me obligaba a adaptarme puesto que esas personas iban a tener su viajes, con turismo alternativo por el país incluido, previsto con bastante antelación, igualito que yo… 🙂

– Solo conmigo mismo: opción segura e inarrebatable; impensable para algunos, difícil para otros y aceptable para mi.

Salud. De este punto solo quedaba esperar y según se acercara la fecha, sobre todo despues de comprar el billete de avión, tener un poco de cuidado: no saltar donde no se debe, no esquiar, no hacer el loco, en fin unas mínimas precauciones 🙂

Sabiendo todo eso no sabía mucho más que al principio, puesto que ninguna opción había quedado descartada. Así que en Navidad le dije a N que intentaría ir, pero que no sabía nada seguro: ni cuando, ni como, ni con quién y que, además, esperaría al último momento para decidirlo…. pobre N :-).

En verano de 2004 N y C (su futura esposa) vinieron a España en viaje exprés a tener el detalle de darnos las invitaciones en mano y a que conociéramos (me imagino) a C. Por desgracia para ellos, excepto por haber realizado la mudanza y tener ya bastantes gastos acumulados, todo el resto de variables seguían igual: N, intentaré ir; tengo firme propósito de ir, pero no sé cuando, ni con quién… pobre N.

Debe ser jodido organizar una boda en otro país y que todo el mundo ande igual que andaba yo (o peor algunos), sin saber si va a asistir, ni con quién, ni en donde alojarse. Vaya panorama para preparar convites y celebraciones…

Y aquí quedó todo por hoy. Espero poder contar pronto en qué condiciones comenzó, por fin, mi viaje y parte de los porqués de que fuera así.

Saludos a todos

One Reply to “Buenos Aires y Ushuaia, un viaje en diferido (Introducción)”

  1. retomo, por segunda vez, la lectura de este fascinante viaje. Espero poder visitar estas tierras muy pronto, sola o en compañía (mejor lo segundo y contando con que los otros tres factores no me fallen.

    un bso

Leave a Reply